martes, 14 de enero de 2014

A tí

En ningún momento me había parado a pensar en lo maravilloso que es conocer a alguien que te llene el espíritu, aunque sólo fuera con palabras, hasta que te fuiste. -

En ese momento habían pasado cientos de personas por mi vida, y un elevado porcentaje  de ellos estoy casi segura que no volveré a ver, a no ser que el destino se vuelva caprichoso. Por ello es curioso, que habiendo conocido a tantas personas y habiéndolas perdido de vista hace tiempo sin mucho disgusto, me trastornara el perderte a tí.
Creo que también por eso no hice nada para retenerte, no pensaba que te fuera a echar en falta. Además siempre había tenido presente que era yo la que me marchaba, y que te encontraría en el mismo sitio cuando me entrara en gana. Pero tu también te marchaste. Y ahora no te puedo encontrar. Mi paz de alma, tormenta ¿donde estás?
Me habría pasado escuchando historias tuyas toda la vida. Cada día aprendía algo nuevo de tí, y cada día lo sigo haciendo aunque ya no estés. Eras la fuerza contenida en un baúl resquebrajado a punto de explotar, desafiando cualquier límite e imponiendo tu naturaleza sobre todo lo demás.
Por eso te has ido y no te juzgo, pero no te puedo encontrar.

A veces me encuentro esperando ansiosa un capricho del destino, una obra magistral que nos reencuentre y nos brinde otra oportunidad. Y siempre en los días lluviosos mientras voy por la acera mojada, espero ver tu mirada directa y penetrante al levantar un poco la visera de mi paraguas.